La Universidad de Arizona señaló ayer que el descubrimiento del cadáver de un niño con una piedra insertada en su boca en un antiguo cementerio romano supuso a un equipo de arqueólogos estar frente al ritual conocido como “entierro de un vampiro”, según el cual los cuerpos podían levantarse otra vez.
Los restos óseos fueron hallados por arqueólogos de la Universidad de Arizona (UA) y la Universidad de Stanford, junto con arqueólogos italianos, y el tipo de enterramiento sugiere que se tomaron medidas para prevenir que el menor, posiblemente infectado con malaria, “se levantara” y trasmitiera la enfermedad a los vivos.
Los investigadores creen que la piedra pudo haber sido colocada en su boca como parte de un ritual funerario diseñado para contener la enfermedad y el cuerpo mismo.
El descubrimiento, calificado como “poco usual”, fue realizado durante el pasado verano en la comunidad de Lugnano in Teverina, en la región italiana de Umbria, donde el arqueólogo de la UA David Soren lleva supervisando excavaciones arqueológicas desde 1987.
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